¡Tantas cosas van desapareciendo! Si nuestros abuelos levantaran la cabeza, y escuchara que en Terque ya no queda ningún burro, que en Alhabía, pueblo de arrieros por excelencia, solo queda uno, no lo creerían. Imaginemos que dentro de unos años nos dijeran que ni en Terque ni en Alhabía quedan automóviles, nuestro asombro sería muy parecido.
Una forma de vida desaparece y con ella este precioso animal. Hasta hace unas décadas era rara la familia que no tenía un burro. La cuadra era una estancia más de la casa o de la cueva, se convivía con ellos, se trabajaba con ellos. Aún se recuerda en Terque la participación protagonista de las bestias en las fiestas de la Cruz cuando subían los capachos llenos de roscos sobre sus lomos para ser bendecidos en el Cerro de la Cruz.
En los años 1950, había en Alhabía cerca de 150 burros, hoy solo se ve caminar por sus calles el burro de Juan Marquéz. Juan es descendiente de una larga familia de arrieros, los años pasan y con tristeza ha decidido deshacerse de su animal.

Todo esto nos ha animado ha comprar el burro a Juan. Y especialmente, agradecemos la colaboración y el ofrecimiento de un vecino de Terque, Sebastián Márquez, para cuidar de él. Sebastián siempre ha tenido caballos y otros animales y es una persona que los aprecia y sabe mimarlos.
Desde este momento, los Museos de Terque pueden decir que tienen un burro entre sus piezas más valiosas.
APORTADO POR EL CENTRO GUADALINFO DE TERQUE (ALMERIA)